Resumen de lo sucedido en el compromiso que juegan las selecciones de Colombia y Uruguay por los cuartos de final en la Copa América 2020.
La composición de los equipos, con atletas y poco espacio a la creatividad, llevó al partido al terreno de la disputa. El de luchar y ganar de guapo, sin mala intención. Al filo del reglamento, uruguayos y colombianos se enfrascaron en un partido con intensidad.
Los encargados de llevar el talento aparecieron a cuentagotas. Opciones de gol, claras, de las que dejan el festejo a medio camino, no se vieron durante el primer tiempo. Partido de dominio repartido. Cuando dominó Colombia se evidenciaron las imprecisiones en el último cuarto del campo, donde la frialdad brilló por su ausencia. Y con el balón en poder de Uruguay, curiosamente, hubo más intención de llevar el balón, sin peloteo constante a la portería de Ospina.
Típico choque de una instancia signada por la eliminación directa. Arriesgar poco, esperar el error del rival. ¿Un guiño a la creatividad tal vez?
Tal vez en eso pensaron jugadores y técnicos de ambos seleccionados porque la segunda parte fue más generosa en la elaboración, el balón a ras de piso. Jugar, el pase a la espalda. A un ritmo frenético se disputaron esos 45 minutos. En términos generales asistimos a un buen espectáculo.
Tal vez en eso pensaron jugadores y técnicos de ambos seleccionados porque la segunda parte fue más generosa en la elaboración, el balón a ras de piso. Jugar, el pase a la espalda. A un ritmo frenético se disputaron esos 45 minutos. En términos generales asistimos a un buen espectáculo.
Una de las mejores llegadas de gol estuvo en poder de la Tricolor. Fue Duván Zapata, con un frentazo limpio que Muslera desvió con sus pies. Uruguay combativo, Colombia respondón. El 0 – 0 envió la definición de la serie a los lanzamientos desde el punto penalti.
El punto blanco erigió como gran figura a David Ospina, quien atajó dos cobros y gracias a la efectividad de los lanzadores colombianos le dio al cuadro nacional el paso a la semifinal.
